27 de marzo de 2009

La sola imagen

Bank
Alguna vez andando por la calle Bucareli, me paré a mirar a través del cristal del viejo café La Habana a una mujer –era adolescente entonces–. Aquella figura que me detuvo en seco me describió en segundos el significado duro de una palabra. Entendí por qué los viejos de mi familia comentaban con cierto pesar que mi abuela llevara en el nombre el sino, Soledad. Los grandes le temen a quedarse solos, pensé mientras no apartaba los ojos de las ruinas de una vida.

Soledad es un nicho utilitario, un autoexilio cuando se da el vacío por necesidad, cuando la petición es estar solo, el extraño masoquismo, el método infalible para purgar las multitudes. Soledad es el temor de mis abuelos, la intimidad del egoísta, el anhelo del escritor, el Macondo de cien años, el duelo de una pareja, la exploración del alma y la inmovilidad de un cuerpo consumiéndose frente una taza de café seguramente frío. Canalla soledad, malentendido placer del voyerista que te encuentra detenida por la magia de la luz en el blanco de un papel fotográfico, como en aquel café del Centro, inmóvil detrás del cristal.

Texto expuesto en conjunto con la selección fotográfica "Soledad" de la artista Adriana Trujillo en la galería La Candela de la Escuela Activa de Fotografía (Coyoacán, México D.F.) durante junio y julio de 2007. Texto creado el el Taller El Páramo. © 2007 Bruno Valero photography

No hay comentarios:

Publicar un comentario