30 de abril de 2009

Burning Up

La Bohemia
El café matutino del barrio, de efecto opiáceo adictivo, me contuvo un sueño entre líneas de Murakami y sonidos de penumbra. El ring del lunes sonó en el móvil pero mis sellados párpados no recibieron la luz sino hasta medio día. Reproduje mi rutina para un día pesado, medio danzando Burning Up, preparándome un expreso y dando el buen día a las criaturas que habitan el refri. No recuerdo las demás canciones que escuché entre la ducha y la 01:00 p. m. y no deseé poner el noticiero ni conectarme al Internet.

Sorbí el expreso y pensamientos sobre Leo y Luca, Pink y Huarak –¿cómo estarán? –me pregunté. Dejé escapar un suspiro por las noches de amistades infinitas en el Centro, di otro sorbo y me alegré al recordar mi primer gran domingo de encierro, la charla telefónica con Kei, los ociosos trazos en el lienzo y las horas junto a Corix viendo The Reader y comiendo galletas del sur. No pude más y salté a gastar las calles donde miré cosas peculiares: el miedo de las multitudes, los ojos que sonríen, niños disfrutando el largo recreo, cubrebocas en el suelo.
© 2009 Bruno Valero photography

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