25 de agosto de 2010

Un viaje a Vetusta

"Aquel viaje sólo empezó a tener sentido ante la visión de las piedras que se amontonaban a las espaldas de la catedral*". El relato de mi cabeza no pasó de ahí, mi cuerpo dio más vueltas que un molino, hostigando las sábanas de cientos de hilos manantes de su aliento burdo animal. Caminé descalza los empedrados de Vetusta bajo un friísimo sol que no hizo aparecer mi sombra, empuñando mis párpados por el miedo a lo descrito quizá por el olfato, –dos enviados de Víctor aguantan la vela a pie de cama,  clavando sus ojos en tu cuerpo que se tuerce entre los velos de las nupcias. –Eso olí sin alcanzar la catedral igualmente remota del primero al último de mis pasos. Maldito bovarismo el tuyo, Ana, desperdiciando la ocasión del sueño a solas por no lavar tu lecho, por desdeñar la tila.
Ilustración:  "La pesadilla" de Johann Heinrich Füssli
* frase inicial de José Manuel Fajardo | Relato: Bruno Valero

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